El origen de la ley: breve historia

Se puede decir que el concepto de “ley” no habría existido si el hombre no hubiera decidido organizarse en comunidad y hubiera tenido que aprender a vivir en consonancia a ellos. Así, claramente las leyes fueron una manera de hacer que la convivencia entre las personas fuera posible de una forma ordenada, creando unos derechos comunes a todos, e intentando evitar ciertos comportamientos incívicos, aunque el término no se acuñó hasta muchos siglos después.

Tenemos constancia de que, 3000 años antes de Cristo, los antiguos egipcios ya tenían un código civil, que constaba de unos 12 tomos, escritos cómo no en su lenguaje de jeroglíficos, y basados en las prerrogativas de Maat, diosa de la verdad y la justicia. El primer códice de leyes fue realizado por el rey sumerio Ur-Nammu, doce siglos después; aunque más conocido es el código de Hammurabi, rey babilónico que dio su nombre al un compendio de leyes que el gobernante inscribió en piedra, y que ha sido objeto de estudio hasta la actualidad.

Grecia, la cuna de la democracia, no tenía verdadero código escrito, ya que para ellos la ley se componía de tres tipos básicos: la ley divina, los decretos humanos y la costumbre, que eran interpretados por los sacerdotes, los prohombres de la clase gobernante (filósofos y militares en su mayoría) y la clase popular respectivamente. Habría que esperar a que el Imperio Romano recogiera algunos de sus preceptos y desarrollara los suyos propios, creando el primer sistema legal común a todos los habitantes del Imperio y plasmado en papel gracias a la escritura y el idioma latino.

Aunque los regímenes dictatoriales, imperiales y feudales de los siglos siguientes y la Edad Media dejaba la interpretación de las leyes a una única persona, o al menos a un núcleo bastante pequeño de ellas, en Europa los eruditos siguieron creando sus propios sistemas legislativos. Carlomagno, el emperador Justiniano y Enrique II de Inglaterra fueron algunos de los gobernantes que impulsaron la creación de un sistema de leyes, además de algunas organizaciones como los mercaderes e incluso los eclesiásticos, que buscaban con ellos salvaguardar sus intereses frente al resto de la población e incluso de los que ostentaban el poder.

El feudalismo cayó y empezaron a surgir los estados modernos tal y como los conocemos hoy en día, y fue entonces cuando las leyes empezaron a hacerse universales; poco a poco al principio, claramente beneficiando a las clases altas, hasta llegar a nuestros días donde su principal función es hacer que cualquier ciudadano sea igual a otro en cualquier circunstancia legal, sin importar clase social, raza, género o religión.

Hemos recorrido sin duda un largo camino, y todavía nos queda otro por recorrer, para hacer que realmente las leyes sean iguales para todos en cualquier lugar del mundo.